Lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks,
En vez de fingir,
O estrellarme una copa de celos, le dio por reír.
Sobre la historia se sabe mucho. Es autobiográfica, un amor que dura lo que dura en aparecer el desengaño. Está contada con una perspectiva muy lejana. De hecho, no parece estar hecha desde el corazón, casi más al postureo, a retratar lo canalla que era Sabina.
La protagonista de la canción tiene nombre y apellidos, una mujer de la que el cantante estuvo enamorado a finales de los 90, la época de mayor reconocimiento tras superar la nefasta época de esas canciones oxímoron permanente (soy un Ángel en tu infierno, te quiero porque te odio, tralará). Creo que el balance final de este artista es muy positivo, y que ha hecho muchas y grandes cosas, pero no se puede negar que hubo un tiempo en que sacaba una morralla de tercera.
Buenos, esto es de lo más simpático que se ha hecho hablando de versiones, y es una respuesta de la protagonista. Benjamín Prado, construye una respuesta de la mujer fatal que resulta ser magnífica.
La que canta es Travis Birds, magnífica. En esta respuesta queda descubierto el presunto abandonado como un crápula.
Me sobra la preten-presentación de Benjamín Prado, y los tópicos de paddle y PP, que no son creatividad ni metáforas, sino clichés grupo PRISA, pero la idea es insuperable.