Algún día, cuando esté horriblemente deprimido,
cuando el mundo esté frío,
sentiré un resplandor solo con pensar en ti,
y en cómo te ves esta noche.
Sí, eres una belleza,
con tu sonrisa tan cálida
y tus mejillas tan suaves.
No hay nada más para mí,
salvo amarte a ti
y a cómo te ves esta noche.
cuando el mundo esté frío,
sentiré un resplandor solo con pensar en ti,
y en cómo te ves esta noche.
Sí, eres una belleza,
con tu sonrisa tan cálida
y tus mejillas tan suaves.
No hay nada más para mí,
salvo amarte a ti
y a cómo te ves esta noche.
Casi noventa años tiene la canción. Ganó el Óscar en 1934 por la interpretación que hizo Fred Astaire en 1936 en Swing Time.
Este hombre bailaba y cantaba como nadie. La canción le va perfectamente a su elegancia, y al tono cándido de la canción. Es una declaración de amor incondicional. Como para no ponerse tierna.
Sale en muchas películas y series; En Friends, La boda de mi mejor amiga, y está en todas las listas de canciones a recordar del siglo XX.
Se pueden encontrar versiones impecables de todos los grandes cantantes, desde Sinatra a Rod Stewart. Pero a mí me encanta esta escena final de Los Amigos de Peter, una película de 1992, casi una obra de teatro que transcurre en un salón, la casa de Stephen Fry. El plantel de actores es acojonante: Emma Thompson, Kenneth Branagh, Stephen Fry, Imelda Staunton (cantando inicialmente), Phyllida Law y Hugh Laurie en el piano.
Película muy recomendable y escena final muy emocionante.