se me pusieron las manos y la cara azules
de repente, el viento me lleva
y comienzo a volar por un cielo infinito
Esta canción es la segunda canción más conocida y recordad de la historia de Eurovisión, sólo superada por Waterloo, de ABBA.
Aunque no ganó, cuando se presentó en 1958, ha quedado grabada en la memoria de la música popular. Al escuchar el original y todas las cosas que se han hecho después, parece, quizá, demasiado lenta.
Doménico Modugno tiene otros éxitos memorables, como Sapore di Sale.
La canción cuenta que hay que agarrarse a los sueños, porque al despertar desaparecen.
En Estado Unidos triunfó como ella sola, y la cantó hasta Frank Sinatra.
Una versión muy difundida, al menos en España, es la de los Gipsy Kings, de finales de lo 80.
Aquí los vemos acompañados de más instrumentos de lo habitual, en la Kenwood House, sonando de lujo. No veas cómo se divierte el personal.
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