domingo, 21 de mayo de 2017

What a wonderful world

No sé mucho de historia
no sé mucho de biología
ni de libros de ciencias
ni del francés que me doy en clase.

Esta canción, reconocible desde el primer acorde, es la declaración de amor un zoquete, inútil para los estudios, que sólo sabe que "te quiero, que uno y uno son dos, y si esa suma la hago contigo, ¡qué mundo tan maravilloso".

Es de 1961, y se editó hasta dos veces en single, cuando eso significaba volver a fabricar y poner a la venta un disco de un palmo de ancho que tenía sólo una canción por cada cara, y se vendía por millones.


Como ya se ha dicho, posiblemente Sam Cooke sea el rey del soul, con esa voz tan sensible. Aunque en este caso sea un tema trivial, Cooke tuvo canciones e intervenciones contra la guerra y la injusticia.

Murió, en circunstancias no aclaradas hasta la fecha, en un motel, con 33 años, a manos de la dueña, algo que no se investigó por que sólo era un negro.

Bueno, pues además de Rod Stewart, Art Garefunkel y un largo etcétera, yo pongo hoy la versión española de Los Gatos Locos, un trío rockabilly catalán de los ochenta, con su bajo clásico y bandera de la confederación.

Lamento no encontrar en ninguno de los casos actuación en directo o un vídeo adecuado, pero compenso al final.



En el año 1985, esta escena en Único Testigo vuelve a hacer la canción famosísima. Harrison Ford es un policía escondido en una secta Amish, y enseña a bailar a la recatada Kelly McGillys.


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