Le seguiré donde quiera que vaya
Y estaré siempre cerca de él.
Porque nada me puede apartar,
él es mi destino
Hay una versión inicial instrumental, de Frank Purcell de 1961, pero es Peggy March la que triunfa con esta especie de himno.
La canción habla de amor incondicional. Iré tras el pase lo que pase, es mi destino. Un tema que hoy en día está totalmente fuera de cartelera.
Vaya vozarrón que tiene la delgadilla esta. La canción tiene un aroma a Estados Unidos. Cierras los ojos en el comienzo y te trasnsporta a una escena de película del oeste.
Petula Clark, otra voz de altura, había grabado un año antes una versi´no en francés, llamada I Cariot.
La letra es parecida, pero parece que le han dado con una lima. Todo es más suave, menos instrumentos, menos percusión, dulce, melancólico.
La letra puede ser interpretada, dado lo incondicional de amor y lo idealizado de la persona amada, como una declaración de amor a Dios, y así se canta hasta en las iglesias, en coro y con arreglos gospel.
En la película Sister Act, en una misa que preparan nada menos auqe ante el Papa, se puede ver esta presentación aunque a partir del minuto 1'40'' se pasa a algo mucho más movido y divertido.
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